Cuestión agraria
VIGENCIA DEL AYLLU

Alberto Mendoza Morales

Guanahaní, hoy América, legó a la humanidad dos destacados aportes, la orfebrería colombiana y el ayllu inca. El imperio inca ocupó dilatada faja de tierra suramericana, unos 3 mil km comprendidos entre el río Maule, Chile, al sur y la ciudad de Pasto, Colombia, al norte, entre la cordillera de los Andes al oriente y el océano Pacífico al occidente. Abarcó territorios de seis países, Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú. Ocupó páramos, vertientes, planicies, costas y ribereñas aguas oceánicas. Brilló Cuzco, la capital, "ombligo del mundo". Su presencia, según el capitán Guillermo Fonseca Truque, llegó hasta Inca-tivá, hoy Engativá, "embajada inca ante los pueblos chibchas".

El ayllu fue la organización agraria del imperio. Lo conformaron familias asociadas en empresas comunitarias. Recuerda el kibutz, unidad rural comunal de Israel. Cada persona era parte esencial de la empresa. La empresa era parte esencial de cada quien. Territorio propio y organización colectiva, estuvieron destinados a producir bienes y servicios producto del trabajo compartido. La entidad, de responsabilidad común, estuvo destinada a proveer bienestar social, moral y espiritual de cada uno de sus miembros. Organización donde no se daban diferencias, preferencias, ni avaricia individual. Donde se practicó la sociabilidad como un milagro originado en la plena y conciente participación de los asociados actuantes en el espacio físico y el ámbito moral de cada comunidad. El sistema producía para sostener a sus asociados, a los gobernantes, a los arquitectos y constructores y para financiar arte, cultura y grandiosas obras pétreas que aún perduran, testimonio plástico de lo que fue aquella civilización de espléndida dimensión histórica, social y económica.

En Colombia la población indígena tuvo organización comunitaria y producción asociativa. La destruyeron los conquistadores y colonizadores españoles. La adoptó la reforma agraria del presidente Lleras Restrepo en su periodo de gobierno 1966-1970. Implantó el sistema de empresas comunitarias. Fue probado con éxito. Lo desmontó el presidente Misael Pastrana a principios de su gobierno mediante el Pacto de Chicoral, Tolima, suscrito con la Sociedad de Agricultores de Colombia. Pasados los años, desterrados los campesinos del campo, despojados de sus tierras, asilados en extensos asentamientos tuguriales urbanos, presente el desafío de una creciente demanda local y mundial de alimentos, se hace perentorio acometer una empresa nacional: la radical recomposición agraria con campesinos organizados, en forma masiva, en empresas comunitarias. El camino lo señalan, la tradición, el ayllu incáico, el kibutz israelita. Y una necesidad evidente.

 

 

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